Categoria: Política
Publicado 30 de mayo de 2025

La denuncia del analista político Luis Alberto Ruiz sobre un presunto “plan negro” articulado por Evo Morales ha encendido las alertas sobre el rumbo de la democracia en Bolivia. Según su advertencia, el exmandatario estaría impulsando una estrategia de desestabilización que tendría como objetivo la renuncia del presidente Luis Arce, con miras a que el presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, asuma el poder de manera transitoria, permitiendo la postergación de las elecciones generales. En este escenario, las movilizaciones que se desarrollan en La Paz y otras regiones dejarían de ser vistas como simples protestas, para adquirir la dimensión de una ofensiva organizada con fines políticos concretos.

De acuerdo con Ruiz, el “plan negro” se manifestaría a través de amenazas contra autoridades del Tribunal Supremo Electoral, la difusión de datos personales de vocales, intentos de toma de instituciones y un discurso sistemático de desgaste al Gobierno. Estas acciones, advierte, pretenden generar un ambiente caótico que justifique un quiebre institucional y posicione a Rodríguez como figura de transición. “Si las y los bolivianos no reaccionamos, será el final de la democracia como la conocemos y el tirano se hará del poder. Es momento de preocuparse por lo que realmente importa: que Lucho termine su gobierno, que se garanticen las elecciones en Bolivia y, por sobre todas las cosas, no caer en el juego del tirano de Evo Morales, escribió Ruiz en sus redes sociales, enfatizando la gravedad de la coyuntura.

Desde el oficialismo, se ha intentado deslegitimar estas advertencias, atribuyendo las protestas a sectores minoritarios sin capacidad real de daño. Sin embargo, el riesgo de que se sumen otros actores sociales, como el transporte pesado, eleva el nivel de alerta sobre un posible escenario de paralización nacional y colapso institucional. En ese contexto, Bolivia se encuentra frente a una disyuntiva crucial: preservar el orden democrático, respetando la institucionalidad y garantizando un proceso electoral transparente, o permitir que la presión política y la confrontación socaven nuevamente la estabilidad del país.