En un sorpresivo reconocimiento, la senadora Elena Aguilar del Movimiento al Socialismo (MAS) ha admitido el fracaso en los esfuerzos por industrializar el litio en Bolivia. Este martes, durante una visita de fiscalización a la planta de Llipi del Yacimiento del Litio Boliviano (YLB), acompañada por el presidente de la Cámara de Senadores, Andrónico Rodríguez, la senadora verificó que la producción de cloruro de potasio apenas alcanza el 30% de las 350 mil toneladas proyectadas anualmente, a cinco años de su inauguración.
La planta, que fue inaugurada en octubre de 2018 por el entonces presidente Evo Morales, ha quedado muy por debajo de las expectativas. Este año, cinco senadores pudieron constatar que la producción prometida no se ha cumplido. La situación ha generado fuertes críticas por parte de la oposición, incluyendo a la diputada Lissa Claros de Comunidad Ciudadana (CC), quien argumenta que la gestión de la industrialización del litio también debe investigarse durante el mandato del actual presidente, Luis Arce, destacando su anterior cargo como ministro de Economía.
En medio de acusaciones y requerimientos de rendición de cuentas, la defensa legal de Echazú, exautoridad del sector, reportó que el Ministerio Público ha presentado una imputación en tiempo récord por incumplimiento de deberes relacionados con irregularidades en el complejo industrial de litio. Este giro ha sido descrito por los seguidores de Evo Morales como un intento por desviar la atención del fracaso en la industrialización del recurso.
El clamor por una investigación exhaustiva y transparente es fuerte. Desde la oposición se exige que se amplíe la investigación para incluir a Luis Marcelo Arce Mosqueira, hijo mayor del presidente, quien ha sido vinculado en denuncias de negociaciones cuestionables con empresas extranjeras en los años 2022 y 2023.
Con más de Bs 2.000 millones presumiblemente malversados, la situación del litio en Bolivia no solo plantea preguntas sobre la eficacia y la integridad de las políticas gubernamentales actuales y pasadas, sino que también pone en evidencia la urgente necesidad de una gestión más responsable y transparente en la explotación de recursos tan valiosos como el litio.